Hidalgo guarda entre sus montañas y valles verdaderos tesoros naturales: sus lagunas. Estos cuerpos de agua no solo ofrecen tranquilidad y belleza escénica, sino también actividades recreativas que conectan al visitante con la naturaleza, por lo que son consideradas como destinos ideales para quienes buscan escapar del bullicio y disfrutar de un entorno sereno y accesible.
La Laguna de Atezca se presenta como un remanso de paz. Su nombre, “Atezcatl,” significa “Espejo de Agua” en náhuatl, y basta con ver sus aguas tranquilas para entender por qué.
La laguna de Tecocomulco es considerado como el último vestigio del antiguo sistema lacustre del Valle de México. Con más de 56 mil hectáreas, conecta municipios como Singuilucan, Cuautepec, Apan y Tepeapulco, formando un mosaico natural de gran valor ecológico.
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La Laguna de Zupitlán se extiende por más de 300 hectáreas. Con embarcadero incluido, es perfecta para remar, pescar y disfrutar de la naturaleza.
Cómo llegar: Entre los poblados de Zupitlán y Los Migueles, a una hora de Pachuca y 30 minutos de Tulancingo.
La Laguna de Metztitlán se encuentra en el estado de Hidalgo, México, específicamente en los municipios de Metztitlán y Eloxochitlán, a unos 15 kilómetros al norte del poblado de Metztitlán. Esta laguna forma parte de la Reserva de la Biósfera Barranca de Metztitlán, reconocida por la UNESCO, y también está catalogada como Sitio Ramsar, lo que la convierte en un área protegida de gran valor ecológico.
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