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En el escenario de un bar del centro, entre luces cálidas y nostalgia setentera, suena la batería con fuerza. Luego el bajo. Y de pronto, las notas de una canción de The Beatles hemocionan a los presentes. Arriba del escenario están Enrique y León, dos hermanos de la tercera edad que han hecho del rock su forma de vivir, de resistir y de conectar con generaciones enteras.
El grupo se llama AveRock y aunque originalmente nació en la Ciudad de México, desde hace una década estos músicos adoptaron a Pachuca como su hogar sonoro.
“Tenemos mucha familia aquí y un primo nos dijo: ‘¿por qué no vienen a tocar? Hay muchos bares con música en vivo’. Vinimos en 2015… y aquí seguimos”, recordó Enrique, baterista y fundador del grupo.
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Rock clásico con alma mexicana
La historia de AveRock comenzó entre guitarras prestadas por su padre y tardes de bohemia. Con influencias que van de The Beatles a Creedence, Phil Collins y Elton John, los hermanos aseguran que su objetivo siempre fue hacer versiones lo más fieles posibles al sonido original.
“No era una música fácil. Lo que tocaban los Beatles era complejo en armonía y estructura, y eso nos impulsó a mejorar como músicos”, dijo Enrique, quien aprendió batería gracias a la generosidad de un amigo que le dio clases gratis.
Aunque hoy la banda también interpreta temas de Caifanes, Maná o El Tri, su corazón sigue en el rock de los años 60, 70 y 80. Y aunque el tiempo ha pasado, ellos no han dejado de tocar, ni de ensayar. “Ensayamos casi virtualmente. Cada quien hace su tarea y cuando llegamos al bar, ya sale la rola en vivo”, agregó León.
Vida nueva en Pachuca
Ambos músicos trabajaron años en otros sectores: León en Petróleos Mexicanos y Enrique como administrador. Pero la música los terminó por atrapar. “Cuando haces lo que te gusta, nunca vas a trabajar”, coinciden. Y en Pachuca han encontrado el espacio perfecto para vivir esa filosofía.
Su primer escenario en la ciudad fue el bar Retro 58, un lugar que les pareció “como un museo de los 50 y 60”. Ahí tocaron durante más de seis años hasta que llegó la pandemia. Después, comenzaron a presentarse en diversos bares, hasta tener hoy una rotación fija en al menos seis lugares.
“Pachuca tiene un público cálido, muy noble, más que en la CDMX. Aquí encontramos más lugares de rock en vivo, más espacio para lo que hacemos”, dijo Enrique.
Sin fecha de caducidad
Ni el paso del tiempo ni los cambios en la industria musical han detenido a los hermanos. Se sienten más activos que nunca y sus seguidores —jóvenes y adultos— se multiplican. Incluso han comenzado a preparar composiciones originales para incluirlas entre los covers clásicos que interpretan cada semana.
Lejos de caer en excesos, los hermanos han llevado una vida saludable. Juegan frontenis en su tiempo libre y se mantienen alejados de las adicciones. “Nunca se nos ofrecieron drogas, nunca hubo presión. Tocamos en lugares sanos”, comentó Enrique.
Y aunque la radio no les da al rock el lugar que merece, ellos no pierden la esperanza de que las nuevas generaciones descubran este género. “Cuando les pones buen rock, se fascinan. Pero no lo conocen porque no se los muestran. Si el rock tuviera más espacio, otro gallo cantaría”, reflexionó.
Hoy, AveRock se mantiene más vivo que nunca, tocando cada fin de semana y compartiendo sus fechas a través de su página de Facebook. Y sobre el futuro, tienen una respuesta contundente: “Vamos a seguir hasta que el cuerpo aguante… o hasta que Dios quiera”.
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