A menos de cuatro horas de la Ciudad de México permanece escondido uno de los secretos naturales mejor resguardados del estado: el cañón Arroyo del Cura, un angosto corredor pétreo de tres kilómetros que parece cincelado por manos antiguas.

Situado muy cerca de la Reserva de la Biósfera Barranca de Metztitlán, este paraje ofrece un vistazo privilegiado a la riqueza geológica de la región.

Arroyo del Cura: el cañón oculto que guarda uno de los paisajes más sorprendentes de Hidalgo | Facebook: Arroyo del Cura
Arroyo del Cura: el cañón oculto que guarda uno de los paisajes más sorprendentes de Hidalgo | Facebook: Arroyo del Cura

Entre muros de tonos ocres y rosados —que cambian con la luz del día— se desarrolla una experiencia de senderismo que sorprende incluso a quienes están acostumbrados a recorrer parajes naturales.

Las paredes del cañón se cierran y abren en curvas que alcanzan hasta 20 metros de altura, creando la sensación de caminar dentro de una galería natural moldeada a lo largo de miles de años.

Arroyo del Cura: el cañón oculto que guarda uno de los paisajes más sorprendentes de Hidalgo | Facebook: Arroyo del Cura
Arroyo del Cura: el cañón oculto que guarda uno de los paisajes más sorprendentes de Hidalgo | Facebook: Arroyo del Cura

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Un recorrido entre pozas, figuras caprichosas y rocas suspendidas

El trayecto completo por el cañón toma alrededor de tres horas. Durante la caminata, los visitantes cruzan pozas, escalan pequeñas estructuras y se detienen frente a formaciones esculpidas por la erosión. Entre ellas destaca la roca que da nombre al lugar: una figura que recuerda la silueta de un cura, convertida en ícono del sitio.

En temporada de lluvias, el río que atraviesa el cañón cobra vida y aparecen pequeñas cascadas; el sonido del agua se mezcla con el eco de los pasos. En época seca, por el contrario, las paredes muestran con mayor claridad sus pliegues, tonalidades y formas suspendidas, incluidas las enormes rocas atrapadas entre ambos muros.

Un recorrido entre pozas, figuras caprichosas y rocas suspendidas | Facebook: Arroyo del Cura
Un recorrido entre pozas, figuras caprichosas y rocas suspendidas | Facebook: Arroyo del Cura

Estas piezas, que cayeron hace décadas y permanecen detenidas en lo alto, son parte del carácter místico del sitio, por lo que los guías recomiendan observarlas sin acercarse demasiado.

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La ruta hacia la cueva de la Malinche: historia y legado ancestral

Al concluir el recorrido por el cañón, muchos visitantes continúan hacia la cueva de la Malinche, ubicada entre San Nicolás Atecoxco y Yerbabuena. En sus paredes sobreviven pinturas rupestres en negro, rojo y blanco, huellas de las culturas que habitaron la región hace miles de años.

Entre las figuras más reconocidas está El cazador, un personaje estilizado que trascendió cuando el vocalista de Jaguares, Saúl Hernández, lo adoptó como logotipo del grupo con autorización del Museo Nacional de Antropología.

La ruta hacia la cueva de la Malinche: historia y legado ancestral | Foto: Wikimedia Commons
La ruta hacia la cueva de la Malinche: historia y legado ancestral | Foto: Wikimedia Commons

La cueva también conserva una leyenda: se dice que la Malinche vivió en la zona y mecían a sus hijos en un árbol de zapote del que aún se distinguen marcas. Antes de entrar, los visitantes suelen levantar pequeñas torres de piedras como muestra de respeto, una práctica que crece con cada visita.

La ruta hacia la cueva de la Malinche: historia y legado ancestral | Foto: Wikiloc
La ruta hacia la cueva de la Malinche: historia y legado ancestral | Foto: Wikiloc

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Cómo llegar y qué esperar durante la visita

El Arroyo del Cura se encuentra en el límite entre Hidalgo y Veracruz. Aunque el cañón pertenece al municipio de Huayacocotla, su acceso se realiza desde San Nicolás Atecoxco, en San Agustín Metzquititlán.

Cómo llegar y qué esperar durante la visita | Foto: Wikimedia Commons
Cómo llegar y qué esperar durante la visita | Foto: Wikimedia Commons

Rutas de acceso:

  • Desde Ciudad de México: 3.5 horas aprox. por la autopista México–Tuxpan, con desvío hacia Huejutla y luego a San Agustín Metzquititlán.
  • Desde Pachuca: tomar la carretera a Huejutla y desviarse en la gasolinera de San Agustín Metzquititlán hacia San Nicolás Atecoxco; el último tramo toma 15 minutos.

Desde San Nicolás inicia una caminata de una hora por laderas con cactus, mezquites y matorrales hasta la entrada del cañón. El ingreso solo es posible con guías locales, ya que el terreno es privado y ellos conocen las rutas seguras y los puntos más fotogénicos.

Datos esenciales:

  • Acceso: gratuito, con cita previa con guías de San Nicolás Atecoxco.
  • Horarios recomendados: de 8:00 a 9:00 horas.
  • Duración total: 3 a 4 horas.
  • Mejor época: de noviembre a mayo.
  • Clima: semiseco templado.
  • Altitud: 1,600 m s. n. m.
  • Dificultad: moderada.
  • Servicios: estacionamiento en San Nicolás; no hay sanitarios ni venta de alimentos en la ruta.

Recomendaciones para el visitante

  • Usar botas o tenis con suela de agarre.
  • Llevar ropa ligera y de secado rápido, más un cambio extra.
  • Protegerse del sol con gorra, lentes y bloqueador.
  • Portar al menos un litro de agua por persona.
  • Respetar el entorno: no dejar basura ni tocar las pinturas rupestres.
  • Llevar cámara o celular: los juegos de luz dentro del cañón cambian cada hora.

Dónde hospedarse

Aunque la zona mantiene un carácter remoto, existen opciones cercanas:

  • Metztitlán: posadas familiares y pequeños hoteles rurales.
  • Molango de Escamilla: hospedajes con servicios completos y restaurantes.
  • Huayacocotla (Veracruz): cabañas rústicas y áreas de campamento.

También es posible hospedarse en Pachuca y realizar el recorrido en un solo día.

Cómo llegar y qué esperar durante la visita | Foto: Wikimedia Commons
Cómo llegar y qué esperar durante la visita | Foto: Wikimedia Commons

Un espacio protegido por la comunidad

El Arroyo del Cura es un ejemplo de turismo comunitario: los guías de San Nicolás atienden a los visitantes y promueven la conservación de un espacio que se mantiene prácticamente intacto. Su labor garantiza que la experiencia combine aventura, contacto directo con la naturaleza y aprendizaje sobre la memoria ancestral de la región.

Caminar por sus corredores de roca, escuchar el eco del agua y descubrir las historias guardadas en la cueva de la Malinche es una manera de recuperar el ritmo pausado del tiempo. Un recordatorio de que, incluso en medio del semidesierto, la naturaleza continúa tallando belleza.

Un espacio protegido por la comunidad | Facebook: Arroyo del Cura
Un espacio protegido por la comunidad | Facebook: Arroyo del Cura

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