El incremento al actual y al nuevo gravamen que se plantea en el para las bebidas azucaradas provocará un incremento de precios al consumidor de entre 10% y 15%, lo que afectará al bolsillo de las familias, señaló la Asociación Mexicana de Bebidas (MexBeb).

En un comunicado explicó que “se trata de un impuesto altamente regresivo, los de menores ingresos destinan tres veces más recursos proporcionalmente a los refrescos y bebidas saborizadas que los hogares de mayores ingresos”.

Añadió que también va a reducir el poder adquisitivo de las familias porque “desincentiva la inversión y producción con un efecto recesivo que limitará el crecimiento económico del país; estimamos que se podrían perder alrededor de 150 mil empleos directos e indirectos en los próximos cinco años”.

Ese incremento al Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS), que se plantea sea de 3.0818 pesos por litro para el 2026, “afectará a los pequeños comercios, a las más de 1.2 millones de tienditas populares, que en miles de casos se verán obligadas a cerrar, ya que los refrescos y bebidas saborizadas representan alrededor del 30% de sus ventas, así mismo tendrá un fuerte impacto en toda la cadena productiva”.

La asociación que representa a empresas mexicanas que cuentan con 120 plantas embotelladoras y 687 centros de distribución explicó que se establece un nuevo impuesto para las bebidas con edulcorantes no calóricos, además del incremento del 87% de la cuota vigente.

Añadió que esos impuestos “desincentivan la innovación, la reformulación y la ampliación de la oferta de productos sin azúcar o sin calorías, alternativas ampliamente promovidas y aceptadas a nivel global como opciones seguras que apoyan a la reducción del sobrepeso y obesidad”.

IEPS a refrescos. | Fotoarte: Angélica Vázquez.

Rechazó que exista evidencia en México o de la Organización de las Naciones Unidas y sus agencias de que un impuesto a bebidas saborizadas, signifique una reducción de los índices de obesidad, al contrario no hay evidencia real que demuestre que hay reducción del sobrepeso y obesidad ligado a un gravamen.

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Añadió que no atiende la multifactorialidad del problema de obesidad, porque “concentra injustificadamente la carga fiscal en un producto que aporta menos del 5% de las calorías que consumen los mexicanos, sin considerar al otro 95% que provienen de otras fuentes de energía”, además de que el consumo per cápita de refrescos se mantiene estable desde hace 30 años.

Dijo que los productores de bebidas saborizadas tienen preocupación por los índices de sobrepeso y obesidad y por la existencia de enfermedades no transmisibles en el país, por lo que en los últimos años redujeron, en promedio, en 30% las calorías de las bebidas y ampliaron productos y presentaciones sin calorías o reducidos en azúcar que son más del 55% del portafolio total.

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